Fue la gran sorpresa durante la pasada temporada. Céline Dion se erigió como inesperada musa de estilo. La salidas de su hotel hacía algún desfile o fiesta con un modelito que superaba al anterior fueron las más seguidas de la Fashion Week. Su ausencia se nota. Aunque se lleva mejor gracias a la aparición en escena de otra gran diva de la música reconvertida en epítome del chic parisino, Kylie Minogue.
En cuestión de horas la hemos visto prodigarse en desfile, fiesta, cena, paseo vespertino y demás escenarios posibles con una batería de looks a la altura de su antecesora. De todos ellos nos quedamos con el que eligió para ir a almorzar al típico café de la Ciudad de la Luz. Y lo elegimos porque condensaba todos los elementos que encierran la esencia de lo fashion y lo parisino al mismo tiempo. Kylie era la perfecta australiana en París.
Sabedora de que la última prenda imprescindible en el armario de la que sigue las tendencias es la camiseta, la cantante la eligió tal y como mandan los cánones: blanca, básica y con dibujo.
Para acompañarla, unos pantalones anchos, en color verde botella y con botones. Una cazadora de estilo aviador, con forro y cuello de borrego y de silueta XL. Y como complementos, un bolso con dibujo de estrella y piel de serpiente y –aquí está la clave– unas sandalias de corte minimalista.
El colmo del mix acertado era este. Los guiños de la diva que todos necesitábamos. Gracias, Kylie.(fuente revistavanityfair.es)
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