Cómo Kylie logró el perfecto regreso pop, otra vez.
Mucho ha cambiado para Kylie Minogue desde su última gira por Australia, pero la noche de apertura de su gira ‘Golden’ demostró que nunca debemos descartarla.
Durante años, Kylie Minogue estuvo encerrada en una feroz batalla, consigo misma.
Sus sencilos encabezaron las listas de éxitos y sus enormes giras en arenas se hicieron cada vez más espectaculares. En 2011, en Aphrodite Les Folies, se presentaba ante sus fanáticos desde lo alto de una fuente de agua gigante a lo Busby Berkeley.
Eso fue la música pop en su máximo esplendor.
¿Pero a dónde diablos vas después de eso?
Durante un tiempo, su retorno disminuyó. Su lucha por mantenerse a la vanguardia del público quizás alcanzó su punto más bajo con ‘Sexercize’ de 2014, cuyo video la mostraba en un leotardo contornéandose en una pelota de ejercicio mientras le decía a su amante "Vence tus mejores tiempos / Déjame verte sexercitar / Vamos, rebota bebé, rebota".
No fue “amor a primera vista”. Claramente, algo tenía que cambiar.
Unos años más tarde, y con una separación muy comentada que sirvió para alimentar sus jugos creativos, Kylie regresó con su álbum más personal en años (de hecho, ella co-escribió todas las canciones), Golden, que llegó a la cima del ranking el año pasado.
Y con la gira que lo promociona será la primera vez (además del breve 'Anti Tour' de 2012) en que los fans australianos la verán tocando en lugares más pequeños que en arenas en más de 20 años. Esta vez, ella está presentándose en bodegas y este, el primero de dos shows relativamente íntimos en el ICC Theatre de Sídney.
Su buen amigo Jake Shears la soporta en la gira, mezclando canciones de su álbum debut en solitario con un puñado de los sencillos más country-escos de Scissor Sisters durante un sólido set de apertura.
Dedica la canción final ‘I Don’t Feel Like Dancing’ a la dama que todos estamos allí para ver, o como él la llama: -“The motherfucking Queen of Australia”.
Desde el momento en que sube al escenario, queda claro que esta noche será un poco diferente de la Kylie que estamos acostumbrados a ver en los últimos años: su vestimenta es más relajada, la puesta en escena más simple. Sin embargo, tranquilos, todavía deslumbra bastante, Kylie claramente nunca encontró un cañón de glitter que no le haya gustado.
Y ciertamente sabe lo que su base de fans quiere de su actual inmersión en la música country: bailarines con lindos jeans, y muchos de ellos.
Los éxitos se vuelven rápidos: los favoritos de los fans ‘Get Outta My Way’, ‘In Your Eyes’ y un imponente ‘Better The Devil You Know’ tienen al público en alto y bailando en los primeros 20 minutos del show. Y mientras que las canciones en Golden pueden presentar más guitarra acústica de la que solemos escuchar de Kylie, no todo ha sido countryficado: ‘Devil’ aún se interpreta en todo su esplendor synth-pop SAW.
Un cambio de vestuario más tarde, y ella está de vuelta en el escenario con un traje blanco al estilo Saturday Night Fever, entregando una versión anhelante de ‘Confide In Me’ que, de alguna manera, logra aumentar el drama de la canción más de lo que era posible anteriormente.
Luego llega uno de los momentos más singulares de la noche, cuando Kylie entabla una conversación con una mujer en la primera fila, solo para cantarle estilo serenata los primeros compases de su dueto con Nick Cave de 1995 ‘Where The Wild Roses Grow’.
¿Tu ídolo te está cantando directamente acerca de Nick Cave golpeándole la cabeza? Mejor que una selfie, supongo.
El único himno electro de Golden, ‘Lost Without You’ -una canción que Kylie le reveló a news.com.au que tuvo que "pelear" con su compañía discográfica para incluirla en el álbum- se siente en el escenario con 100 metrosde altura y ofrece uno de los mayores momentos "wow" de la noche gracias a lásers perfectamente sincronizados.
Y lo mejor de todo es la nueva vida que respiran algunos de sus éxitos más inevitables a través de nuevos arreglos: un ‘Can't Get You Out My Head’ más robusto y guiado por la guitarra y un sudoroso y sexual ‘Slow’ “mash-up-eado” con el clásico synth ‘Being Boiled’ de Human League.
Pero a veces solo tienes que darles a los apostadores lo que quieren: Kylie entrega su dueto con Jason Donovan ‘Especially For You’ animando a los fanáticos a bailar y balancear sus brazos. El público complace, y de repente, es la última canción en un baile de escuela en 1989. Un hombre en la fila delante de mí se sienta en el regazo de su compañero: casi espero que un maestro enojado los mande a ambos a detención.
Pero esa ha sido siempre la belleza de Kylie; darle a sus fans lo que quieren pero nunca consintiendo. Para el clímax eufórico de ‘All The Lovers’, los cañones llenan el espacio con confeti de arco iris, un saludo post-Mardi Gras a la comunidad LGBTI que es la segunda naturaleza de una mujer cuyos fanáticos homosexuales nunca la han abandonado a través de 30 años de altibajos.
Con 20 canciones ya interpretadas, aumenta aún más la energía, canalizando a la gran Donna Summer para un triunfante acto final con el tema de Studio 54, que se completa con el “toot toot, beep beep” durante ‘Locomotion’.
Termina la noche con ‘Dancing’, el engañosamente simple sencillo principal de ‘Golden’ y una canción que ya se ha convertido en uno de sus éxitos más importantes.
Es una bien ganada vuelta olímpica para un espectacular regreso a casa: Kylie a los 50 años, un poco diferente de lo que la hemos visto antes, pero más segura que nunca.
Todo eso, y sin una pelota de ejercicio a la vista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario