Después de 25 años encima de un escenario, Kylie Minogue se
atreve con la gran pantalla. Tras superar un cáncer de mama hace unos
años, a la australiana, enamorada del modelo Andrés Velencoso, ya no hay
quien la pare.
Con 44 años y más de 100 millones de discos vendidos, Kylie Minogue sigue siendo una de las grandes del pop. Conoce el éxito pero tiene los pies en la tierra. Y eso que ahora se adentra en un terreno desconocido para ella como es la interpetación. El director Leos Carax la ha elegido para participar en el filme 'Holy Motors', una película que ha competido por la Palma de Oro del Festival de Cannes 2012.
Hoy Corazón: Acaba de celebrar sus 25 años de carrera. ¿Cómo hace para reinventarse constantemente?
Kylie Minogue: Si un día tuviera la impresión de que ya lo sé
todo, no podría seguir avanzando. Cuando era una niña, cantaba 'Grease'
sujetando el cepillo de dientes como si fuera un micrófono. No estaba
escrito que fuera a convertirme en una estrella, pero yo ya sabía que
cantar y actuar formaba parte de mi ADN.
H.C.: ¿Qué queda de aquella adolescente soñadora?
K.M.: La atracción por el riesgo. Me volví loca de alegría
cuando me enteré de que Leos Carax me había elegido para Holy Motors,
pero al mismo tiempo estaba aterrorizada. A diferencia de los viajes en
los que me seguía un séquito, había decidido, como en mis comienzos,
cuidarme sola. Fue una liberación, pero también una gran fuente de
ansiedad.
H.C.: ¿Cómo maneja la inseguridad y el miedo?
K.M.: Diciéndome que es así para todos. Sin aplausos, la vida me parece muy silenciosa.
H.C.: ¿Y cómo es pasar de ese mundo a la realidad?
K.M.: Es algo como lo que sucede con las drogas: la adrenalina
sube tanto que el descenso puede ser terrible. Por esa razón, prefiero
definirme a mí misma como un artista más que como una estrella del pop.
H.C.: ¿Se puede ser una estrella y ser normal?
K.M.: A menudo es suficiente con eliminar las plumas. Sin ellas, a veces me sorprende cuando la gente me mira por la calle.
H.C.: Usted hace con suavidad lo que Madonna hace de forma agresiva...
K.M.: Dicen que hay varias maneras de lograr el mismo fin.
H.C.: Madonna cantó en la Super Bowl con una toga romana...Justo como hizo usted un año antes. Divertido, ¿no?
K.M.: Me lo han comentado y me lo tomo como un homenaje.
H.C.: En el año 2005 habló públicamente acerca del cáncer de mama que padecía. Mirando hacia atrás, ¿se arrepiente?
K.M.: No tuve otra opción. Fue un shock. Tres días más tarde
tenía que estar en el escenario y tuve que dar una explicación. Decirlo
en voz alta era también una manera de hacerlo real, porque no me lo
podía creer. Yo no sabía cómo saldrían las cosas, pero en París, donde
estaba siendo tratada, mientras yo estaba en pésimas condiciones, la
gente vino a verme o a entregarme una flor para desearme buena suerte.
Aquello fue abrumador. A lo largo de este período, he descubierto lo
peor y lo mejor de las personas. Y también me di cuenta, tal vez por
primera vez, de que yo también era una mujer que sufría, no sólo una
muñeca sonriente.
H.C.: ¿Cómo se toma hoy su paso por la enfermedad?
K.M.: Con el tiempo, la gente tiene cierta tendencia a olvidar.
Yo no. No pasa un día sin que lo piense. Es suficiente con que me mire
en el espejo: las cicatrices son morales y físicas. Hay días en que
siento una rabia increíble y otros en los que pienso que, a pesar de
todo, en mi desgracia, tuve mucha suerte.
H.C.: Esta prueba ¿le ha descubierto un aspecto de su personalidad que usted desconcía hasta entonces?
K.M.: Yo siempre trato de dar una imagen optimista. A primera
vista, parezco muy abierta, pero en el fondo, soy muy reservada. Yo
sabía que era fuerte, y tuve la suerte de estar rodeado de gente que me
quería. Ahora, como si fuera un gato, tengo la sensación de haber tenido
varias vidas. Y tanto en mi carrera profesional como en mi vida
personal, he tomado las malas decisiones suficientes como para
encontrarme en la ruina, pero al final no he salido tan mal parada.
H.C.: Dice que es fatalista en el amor. Es fácil decirlo, pero ¿es también fácil vivirlo así?
K.M.: El amor se trabaja. Nunca he creído que el matrimonio sea
la culminación de todo. Hay gente que piensa que una bella historia
dura toda la vida. Yo me digo que durará el tiempo que dure. Es menos
decepcionante.
H.C.: A medida que pasa el tiempo, ¿es más exigente en sus relaciones?
K.M.: Me he vuelto más sabia. Más tolerante, menos exigente.
Ahora estoy muy feliz, porque Andrés respeta totalmente lo que soy.
Tanto si me levanto resplandeciente como si me levanto ojerosa, da lo
mismo. Y cuando me siento totalmente desorientada, cuando me hago mil
preguntas sobre la vida, él está ahí.
H.C.: ¿Tiene usted más de geisha o más de guerrero?
K.M.: De geisha, aunque todo depende del momento.
H.C.: ¿Se siente a gusto en su piel?
K.M.: Estoy curada y enamorada y eso ayuda. Andrés es guapo,
agradable y muy fácil de llevar. No me doy cuenta de que voy a cumplir
44 años. Me cuido, pero ¡les puedo asegurar que nunca he recurrido a la
cirugía plástica!
H.C.: ¿Siente que se ha perdido algo en esta vida?
K.M.: Sí, pero no sé qué. Si fuese un niño, diría: "A veces me
siento como si me quedase sin aire". Me falta algo, obviamente, pero
¿qué exactamente? Lo estoy buscando(fuente hoymujer.com)
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