lunes, 28 de mayo de 2012

Kylie Minogue: "Andrés es guapo y fácil de llevar"

Después de 25 años encima de un escenario, Kylie Minogue se atreve con la gran pantalla. Tras superar un cáncer de mama hace unos años, a la australiana, enamorada del modelo Andrés Velencoso, ya no hay quien la pare.

Con 44 años y más de 100 millones de discos vendidos, Kylie Minogue sigue siendo una de las grandes del pop. Conoce el éxito pero tiene los pies en la tierra. Y eso que ahora se adentra en un terreno desconocido para ella como es la interpetación. El director Leos Carax la ha elegido para participar en el filme 'Holy Motors', una película que ha competido por la Palma de Oro del Festival de Cannes 2012.

Hoy Corazón: Acaba de celebrar sus 25 años de carrera. ¿Cómo hace para reinventarse constantemente?
Kylie Minogue:
Si un día tuviera la impresión de que ya lo sé todo, no podría seguir avanzando. Cuando era una niña, cantaba 'Grease' sujetando el cepillo de dientes como si fuera un micrófono. No estaba escrito que fuera a convertirme en una estrella, pero yo ya sabía que cantar y actuar formaba parte de mi ADN.

H.C.: ¿Qué queda de aquella adolescente soñadora?
K.M.:
La atracción por el riesgo. Me volví loca de alegría cuando me enteré de que Leos Carax me había elegido para Holy Motors, pero al mismo tiempo estaba aterrorizada. A diferencia de los viajes en los que me seguía un séquito, había decidido, como en mis comienzos, cuidarme sola. Fue una liberación, pero también una gran fuente de ansiedad.

H.C.: ¿Cómo maneja la inseguridad y el miedo?
K.M.:
Diciéndome que es así para todos. Sin aplausos, la vida me parece muy silenciosa.

H.C.: ¿Y cómo es pasar de ese mundo a la realidad?
K.M.:
Es algo como lo que sucede con las drogas: la adrenalina sube tanto que el descenso puede ser terrible. Por esa razón, prefiero definirme a mí misma como un artista más que como una estrella del pop.

H.C.: ¿Se puede ser una estrella y ser normal?
K.M.:
A menudo es suficiente con eliminar las plumas. Sin ellas, a veces me sorprende cuando la gente me mira por la calle.

H.C.: Usted hace con suavidad lo que Madonna hace de forma agresiva...
K.M.:
Dicen que hay varias maneras de lograr el mismo fin.

H.C.: Madonna cantó en la Super Bowl con una toga romana...Justo como hizo usted un año antes. Divertido, ¿no?
K.M.:
Me lo han comentado y me lo tomo como un homenaje.

H.C.: En el año 2005 habló públicamente acerca del cáncer de mama que padecía. Mirando hacia atrás, ¿se arrepiente?
K.M.:
No tuve otra opción. Fue un shock. Tres días más tarde tenía que estar en el escenario y tuve que dar una explicación. Decirlo en voz alta era también una manera de hacerlo real, porque no me lo podía creer. Yo no sabía cómo saldrían las cosas, pero en París, donde estaba siendo tratada, mientras yo estaba en pésimas condiciones, la gente vino a verme o a entregarme una flor para desearme buena suerte. Aquello fue abrumador. A lo largo de este período, he descubierto lo peor y lo mejor de las personas. Y también me di cuenta, tal vez por primera vez, de que yo también era una mujer que sufría, no sólo una muñeca sonriente.

H.C.: ¿Cómo se toma hoy su paso por la enfermedad?
K.M.
: Con el tiempo, la gente tiene cierta tendencia a olvidar. Yo no. No pasa un día sin que lo piense. Es suficiente con que me mire en el espejo: las cicatrices son morales y físicas. Hay días en que siento una rabia increíble y otros en los que pienso que, a pesar de todo, en mi desgracia, tuve mucha suerte.

H.C.: Esta prueba ¿le ha descubierto un aspecto de su personalidad que usted desconcía hasta entonces?
K.M.:
Yo siempre trato de dar una imagen optimista. A primera vista, parezco muy abierta, pero en el fondo, soy muy reservada. Yo sabía que era fuerte, y tuve la suerte de estar rodeado de gente que me quería. Ahora, como si fuera un gato, tengo la sensación de haber tenido varias vidas. Y tanto en mi carrera profesional como en mi vida personal, he tomado las malas decisiones suficientes como para encontrarme en la ruina, pero al final no he salido tan mal parada.

H.C.: Dice que es fatalista en el amor. Es fácil decirlo, pero ¿es también fácil vivirlo así?
K.M.:
El amor se trabaja. Nunca he creído que el matrimonio sea la culminación de todo. Hay gente que piensa que una bella historia dura toda la vida. Yo me digo que durará el tiempo que dure. Es menos decepcionante.

H.C.: A medida que pasa el tiempo, ¿es más exigente en sus relaciones?
K.M.:
Me he vuelto más sabia. Más tolerante, menos exigente. Ahora estoy muy feliz, porque Andrés respeta totalmente lo que soy. Tanto si me levanto resplandeciente como si me levanto ojerosa, da lo mismo. Y cuando me siento totalmente desorientada, cuando me hago mil preguntas sobre la vida, él está ahí.

H.C.: ¿Tiene usted más de geisha o más de guerrero?
K.M.:
De geisha, aunque todo depende del momento.

H.C.: ¿Se siente a gusto en su piel?
K.M.:
Estoy curada y enamorada y eso ayuda. Andrés es guapo, agradable y muy fácil de llevar. No me doy cuenta de que voy a cumplir 44 años. Me cuido, pero ¡les puedo asegurar que nunca he recurrido a la cirugía plástica!

H.C.: ¿Siente que se ha perdido algo en esta vida?
K.M.:
Sí, pero no sé qué. Si fuese un niño, diría: "A veces me siento como si me quedase sin aire". Me falta algo, obviamente, pero ¿qué exactamente? Lo estoy buscando(fuente hoymujer.com)

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