En el tantas veces vacío e impersonal universo del pop, encontrar a una estrella con discurso, capacidad de autocrítica y que además sea amable y muestre cierta empatía hacia el periodista es más bien una quimera. Kylie Minogue cumple todos esos requisitos. Y sube la apuesta con su magnético encanto, una voz dulce y una risa que desarmaría al plumilla más avinagrado.
La cantante australiana, que este año cumplió los 46, siempre ofrece la entrevista perfecta. Atiende la llamada de EL MUNDO desde su residencia en Sydney, donde ha participado como jurado en la versión australiana del concurso televisivo La Voz, antes de embarcarse en una gira europea que pasará por la discoteca Ushuaia de Ibiza (22 de agosto), el Palacio de Deportes de Madrid (13 de octubre) y el Palau San Jordi de Barcelona (14 de octubre).
- ¿De qué habla su último disco, 'Kiss me once', publicado a comienzos de este año?
- Es la respuesta a un periodo de mi vida en el que regreso al principio de todo, ese sentimiento de volver a empezar. En cierto modo, llegué a perder la ilusión por mi trabajo.
- ¿Cuándo sucedió esto? ¿Cuando perdió la ilusión?
- En 2013 c celebré mi 25º aniversario en este negocio. Fue algo fantástico, pero me pasé 12 meses mirando al pasado. De repente, me sentí como: "Oh, llevo todos estos años dando vueltas en círculos". Pensé en mí como en esa silla que está en tu salón desde hace muchísimo tiempo. Al principio te encantaba. Luego, simplemente estaba allí, se volvió invisible. Pues bien, si mueves esa silla de sitio y le buscas otra utilidad, volverá a resultar estimulante. Eso es lo que he hecho con este disco: sentir de nuevo la música como un reto. Quería recuperar la pasión.
- Enrique Iglesias tiene fama de ser muy apasionado. ¿Por eso han grabado juntos la canción 'Beautiful'?
- Él es muy talentoso, le adoran millones de personas. Ha sido genial trabajar juntos. La primera vez que escuché la canción entera estuve llorando un buen rato. Sería maravilloso que la pudiéramos cantar juntos en directo en España.
- También ha trabajado con Pharrell Williams, el tipo más ubicuo del pop actual.
- Fue una suerte hacer con él 'I was gonna cancel'. Su trabajo en el estudio es brillante. Puede dar la impresión de que es un superhéroe, porque es verdad que últimamente está en todas partes, pero es alguien que lleva mucho tiempo trabajando y se merece el éxito. Ha llegado a ese punto en el que puede elegir con qué personas quiere colaborar y me siento muy feliz por ser una de ellas.
- La industria musical podría funcionar como una metáfora de la vida real. Al final son los poderosos (en este caso, las grandes compañías discográficas) los que deciden. ¿Coincide con esta visión?
- Este trabajo me fascina y me frustra al mismo tiempo. No puedo encontrar una respuesta concreta a tu pregunta, porque en mi cabeza todo está relacionado con todo. Tomas una decisión y ésta se verá influenciada por cientos de factores: cuál será el single del disco, por dónde pasará la gira... No sé, al principio de mi carrera está claro que yo no decidía, porque no sabía nada de nada. Según pasó el tiempo, fui aprendiendo cosas y quería transmitirlas para hacer algo con ellas. Luego todo cambia y tienes que 'resetear' para volver a encajar en lo que se supone que es normal. Y así una y otra vez... Necesitaría comer un día contigo para contestarte adecuadamente.
- Sin problema, escoja usted el día.
- (Risas) No, en serio, es un tema complejo que no se puede explicar en unos pocos minutos. Te pondré un ejemplo: este año participé como 'coach' en el concurso televisivo 'La Voz' en Australia. Había mucha presión por las decisiones que tomábamos, pues afectaban a otras personas. Creo que esa sensación es muy parecida a lo que vivo cada día en mi carrera profesional. Hay un montón de gente que decide cosas que repercuten en mí, y no puedo hacer nada por cambiarlo. Es así, y punto.
- Usted se vio afectada con la compra de EMI por Universal Music, que se anunció a finales de 2011. ¿Cuál es su postura ante estos incontrolables factores externos?
- La música hoy día es algo realmente confuso, pero también hay espacio para la esperanza. En el fondo, por mi parte todo se reduce a la creatividad. Sigo haciendo lo de siempre: cantar, componer, viajar, actuar. Probablemente a ti te pasará lo mismo: ¿a que no podrías imaginarte dejar de escribir? Pues yo tampoco puedo dejar de hacer esto.
- Después de tantos años, ¿no se aburre tras tocar una y otra vez en directo las mismas canciones?
- Como se nota que no eres músico, de lo contrario no me preguntarías eso. Jamás me aburriré de la música. Una de las cosas que más me excitan es ver cómo el público se entusiasma con mis letras. Te reto a que vengas a esta gira, porque es increíble. Hay diseños que no imaginarías, un espectáculo gigantesco, algunas canciones nuevas y un montón de 'hits'. Por primera vez en mi carrera tengo tantos éxitos que no caben todos juntos en la misma noche, así que cada concierto es diferente. Eso me hace sentir orgullosa.
- La última vez que hablamos, en marzo de 2011, justo antes de presentar 'Aphrodite' en el Palau San Jordi, me dijo que su mayor ambición de cara el futuro era potenciar su trabajo en el cine. ¿Ya está satisfecha?
- ¡Oh, es cierto! Todavía sigo sintiéndome así, pero en este tiempo tuve la oportunidad de participar en la película 'Holy Motors' [candidata a la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 2012]. Fue un sueño hecho realidad. Empecé actuando desde niña. En cierta forma, ése es mi origen. Pero es algo que practico muy pocas veces. Por eso me sigue excitando y me asusta. Cuando sales a un escenario usas un disfraz, pero todavía queda un poquito de ti. Sin embargo, cuando interpretas un papel es muy distinto: ya no soy Kylie, sino una fuerza liberadora.
- También aparece en el documental '20.0000 days on earth' sobre su amigo y compatriota, el rockero Nick Cave, que se estrenó en el festival de Sundance de este año.
- Adoro a ese tío. Estar a su lado me inspira, cuando está conmigo me siento protegida. El documental trata de reflejar 24 horas en la vida de Nick Cave, así que, por supuesto, es una historia divertida, genuina y única.
- ¿Y cómo serían 24 horas en la vida de Kylie Minogue?
- Tendría que haber comedia, ya fuera intencionada o no. Y mucho humor negro. Y drama. Y suspense. Un poco de todo. A veces me relacionan con adjetivos como ambiciosa, independiente o individualista. No niego esa faceta: si no fuera competitiva nunca me hubiera metido en este negocio. Pero creo que yo alcanzo mis objetivos de una manera suave. Hay que mirar el conjunto para saber cómo es un cuadro en realidad. En mi caso, como te decía antes, al final todo se basa en el entretenimiento. Así que supongo que un documental sobre mi vida tendría que ser muy divertido.(fuente elmundo.es)
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