miércoles, 15 de octubre de 2014

Y es por esto que Kylie Minogue es la artista de pop per-fec-ta

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Kylie Minogue es la mejor artista pop que existe en la actualidad. Demostró que era buena en esto cuando, siendo una adolescente, se subió a un escenario a cantar durante una fiesta de la serie "Neighbours" (que usted ha visto en su televisión autonómica como 'Vecinos') en la que ella interpretaba el papel de una adolescente australiana con problemas de primer mundo. Allí improvisó una versión de 'Locomotion', el clásico de Little Eva, que llamó la atención del trío británico de productores Stock Aitken y Waterman, los Burt Bacharach de los ochenta. Ellos se la agenciaron y le produjeron cuatro discos que escondían en su producción de happy disco algunas letras desgarradoras llenas de verdades sobre el amor.
Kylie se intentó sacudir aquella imagen colaborando con Nick Cave, los Manic Street Preachers y hasta (argh) Bono de U2. Pero hace ya tiempo que dejó de mirar a esa parte de su pasado con vergüenza y a reivindicarla con amor. Y a mitad del show con el que recaló ayer en Madrid ocurre algo milagroso: el escenario se ilumina de rosa, empiezan a sonar unos beats que todos los que nacimos en los ochenta llevamos en nuestro ADN como algo tan reconocible como el olor de la casa en la que crecimos y ella empieza a repasar aquellas canciones. Sin alterar, sin modernizar. Una sesión de karaoke carísima y desnuda que hace que el público presente (especialmente homosexuales de todas las formas, colores y taxonomías) se vuelva loco.
Kylie ha hecho de la necesidad virtud. Su último disco no es gran cosa, a decir verdad, y da la sensación de que alguien le ha recortado el presupuesto del tour. Sus giras más recientes habían sido espectaculares por un motivo o por otro: en Showgirl Tour montaba un cabaret, en X un escenario futurista con calaveras gigantes y un suelo que era una pantalla, en Les Follies un templo griego con fuentes que soltaban gigantesco chorros de agua…  Pero aquí, a estas alturas, Kylie ha abandonado el artificio (lo único que decora el escenario es una enorme estructura metálica que los Pet Shop Boys podrían pedirle prestada para su siguiente gira) para dar relevancia al mayor y mejor artificio que posee: ella, una estructura audiovisual de entretenimiento perfecta que podría organizar un concierto hipnótico de dos horas subida a una vieja caja de cerveza
Muy inteligentemente, reduce a la mínima expresión las canciones de su último disco para regalar éxito tras éxito tras éxito (pero lo de no cantar 'Better the devil you know' debería estar penalizado). Un truco que parece haber funcionado: el Palacio de los deportes estaba lleno hasta la bandera. ¡Para una artista que nunca ha sido especialmente seguida en España! (Sus admiradores recuerdan épocas oscuras en las que ni sonaba en la radio y era complicado encontrar sus discos). ¡Y un lunes lluvioso de otoño! Por poner un ejemplo: Miley Cyrus, la artista más famosa del mundo en este momento, no convocó ni a la mitad de gente cuando recaló aquí el pasado verano. 
Kylie puede mirar por encima del hombro a todas las grandes sensaciones del pop porque ella es una extrañísima constante: nunca ha tenido horas bajas pero tampoco horas demasiado altas. Si uno coge los singles que ha sacado en los últimos trece años, los tira al aire y cambia sus fechas de publicación, todos podrían seguir sonando actuales. ¿Porque son rompedores, modernos y adelantados a su tiempo? No, aún mejor: porque son atemporales. Can't get you out my head (2001), Slow (2003), 2 hearts (2007), I believe in you (2004), All the lovers(2010) e Into the blue (2014) podrían ser de hoy, podrían ser de ayer, podrían ser de mañana. Anoche Kylie cantó varios de ellos y la respuesta del público demostró que pueden seguir siendo reinventados ad eternum.
Hubo un momento de especial comunión con los fans y de demostración de eso que se llama imagen de marca ante un público enfervorecido. Las luces se bajaron, Minogue se quitó la ropa rosa y hortera y cantó una versión de 'Need you tonight', de INSX. "¡Me siento sola!", gritaba. Pocas veces una estrella se había mostrado así de desnuda: Kylie no solo jugaba con su vida privada (Michael Hutchence, el fallecido líder de INXS, fue su pareja y a él se le atribuye el haberle descubierto los placeres carnales y, dice la leyenda, incluso el de unas esposas). También ponía de manifiesto un principio básico de una diva de canción ligera: debe estar sola. Su única compañía es el público. Su obligación es cantar al amor, ver cómo el romance nace en las gradas y volver sin nadie a un hotel en el que se ha registrado con un nombre falso. Por eso Minogue es su quintaesencia: todos sus novios le han salido rana y los hijos nunca han llegado. Cuando canta All the lovers y dice que ninguno de sus amores anteriores se pueden comparar a ti, ese ti somos el público. Y en Your disco needs you, esa puesta al día del exceso Village People, canta "Haz tus deberes, cura un corazón solitario". Pero eso no es un homenaje al público, sino una exigencia. El corazón solitario es el suyo. Esta noche recala en Barcelona. Catalanes, sabéis lo que tenéis que hacer.(fuente revistavanityfair.es)

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